jueves, 14 de abril de 2011

Filantropía y desarrollo de las universidades

La educación superior es clave para alcanzar el desarrollo del país. Las universidades tienen por principal objetivo el educar y formar a los jóvenes para que sean ciudadanos comprometidos con la sociedad, conocedores de sus diferentes disciplinas en profundidad y abiertos a continuar preparándose y adquiriendo nuevo conocimiento. Junto a esto, nuestra misión incluye como un aspecto fundamental la investigación, la creación de nuevo conocimiento en todas las áreas del saber, y su implementación para un desarrollo integral y equilibrado del país. Este trabajo requiere de la participación estatal y privada, ya que sin la creación de nuevo conocimiento no es posible avanzar hacia la meta de un país desarrollado. Actualmente en Chile, el esfuerzo del gasto en educación superior recae principalmente en las familias, a través del pago de elevados aranceles. El Estado ha colaborado con financiamiento de becas y créditos, y también con aporte directo a algunas áreas. Sin embargo, lo anterior no es suficiente si queremos tener universidades de clase mundial. Para eso se requieren recursos que permitan implementar planes de desarrollo de gran nivel, de una magnitud diferente a lo considerado hasta ahora. Estos proyectos deben concretarse en las artes, humanidades, ciencias y tecnología, y pueden ser claves en el desarrollo armónico del país y para superar la pobreza que afecta a una proporción significativa de nuestra población.

Eso es lo que busca la filantropía en diferentes países: la entrega de recursos económicos, trabajo, tiempo y dedicación para aportar a la construcción de un mundo mejor motivado por un sentido de gratitud, de altruismo, o para apoyar la misión de una institución. Si bien en países desarrollados, como Estados Unidos, la filantropía es más frecuente (ocho veces mayor que en Chile en relación a su ingreso), e involucra a una mayor proporción de aportantes, -no sólo a los de mayores recursos-, en nuestro país también tenemos destacados ejemplos históricos. La educación ha sido un gran foco de donaciones en el pasado y en la actualidad, tanto en nuestro país como en el extranjero, ya que hay un consenso de que es la mejor palanca de desarrollo de la sociedad.

Al comparar la situación de Chile con países desarrollados, es posible señalar que aquí gran parte de las donaciones de relevancia permanecen anónimas, por lo que no se produce el ejemplo y valoración de los pares, y por lo tanto no hay un efecto multiplicador, como el que significó Rockefeller o Carnegie en Norteamérica. En nuestro país, el reconocimiento no se considera de gran valor, hay mayores trabas legales y tributarias para realizar aportes en vida y también para dejar herencias a las instituciones de educación. Todo lo anterior debe ser mejorado para que en nuestra sociedad las donaciones tengan el sitial que se merecen.
La Universidad Católica ha sido favorecida con importantes aportes desde su fundación. Durante los últimos años se han dirigido tanto a becas para alumnos vulnerables -a través de la Fundación Juan Pablo II- como a proyectos específicos en diferentes áreas del saber. Los donantes han querido en forma paulatina hacer más patente su aporte, destacando la figura de sus antecesores, lo que permite el contagio positivo y una cadena virtuosa de donaciones. En este tema hay mucho que avanzar, en especial a través de las asociaciones de ex alumnos que, por medio del contacto cercano con su universidad, se sientan llamados a colaborar para que ésta cumpla cada vez mejor con su misión y servicio al país.

Por su parte, el compromiso de nuestras universidades debe ser el de la responsabilidad y seriedad en el uso de los recursos donados y un trabajo conjunto y comprometido con el donante para que pueda realizar un seguimiento cercano del destino de sus fondos y del aporte al país que éstos han significado.

La filantropía es un tema de gran relevancia para el desarrollo. Las donaciones van a permitir el crecimiento y el desarrollo de proyectos que nos acercan a universidades de clase mundial y van a traer importantes beneficios para el país y sus habitantes. El apoyo del Estado a través de fondos concursables para proyectos de gran magnitud, y de los privados para acoger propuestas de crecimiento de las instituciones de educación superior que desarrollan investigación, permitirá cumplir con el sueño de formar parte de las mejores instituciones a nivel mundial, no por orgullo, sino porque nuestro país se lo merece. Si concordamos en esto, todos debemos colaborar. Esta tarea no puede esperar.

Fuente: El Mercurio

No hay comentarios:

Publicar un comentario